miércoles, 7 de octubre de 2015

Entre líneas

¿De qué se escribe cuando se quiere contar algo pero no se te ocurre un tema concreto? ¿Sobre el tan manido miedo a la hoja en blanco?

El pasado verano solía acabar los días en la terraza, brindando con las luces de Madrid y el cielo oscuro, mirando las escasas estrellas o la luna, recordando (como en una ocasión en Bembibre) que ésas mismas estrellas seguían ahí por el día. También es cierto que pasaba la mayor parte de las tardes bebiendo sólo, sumido en pensamientos que no me ayudaban a seguir con la vida.

Sigo teniendo días melancólicos, pero el conocimiento de la soledad última lo tengo más olvidado. Los días ahora brillan, igual que cuando iba a la sierra de pequeño, con mis tíos, y salía el sol sobre la nieve del Peñalara. Vuelvo a sentir una alegría infantil al pensar en la gente nueva que ha llegado a mi vida el último año, en la gente que ya estaba antes y sigue ahí.

Me surgen las dudas, pensamientos turbios, me atasco en una idea... exactamente como antes, pero le presto menos atención porque lo importante sigo siendo yo. Pero también tú.

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