viernes, 15 de enero de 2016

Sueño recordado

Ayer me pasó por la cabeza un sueño recurrente que tenía cuando era pequeño, tal vez incluso desde antes de tener una cierta consciencia sobre mí mismo, y se repitió de vez en cuando hasta más o menos la llegada de la adolescencia.

En la oscuridad de mi habitación, me levantaba de la cama sin recordar estar durmiendo, como si acabase de dejar mi tebeo en la mesilla y apagar la lamparita, para abrir una puerta redonda que formaba parte de la pared, aproximadamente a medio metro sobre el cabecero y de un metro aproximadamente de diámetro. La oscuridad de la habitación se veía de repente sobrepasada por la luminosidad que provenía de la habitación contigua, una suerte de cámara acorazada del Tío Gilito, pero repleta de piezas de Lego, Tente y otras construcciones que no tenían replica en la realidad de los años 80. Y ahí me zambullía en pijama, dispuesto a construir infinidad de cosas que salían directamente de mi imaginación.

Nunca llegué a ver qué hacía con las piezas, habitualmente el sueño seguía por otros derroteros que podían incluir carreras loquísimas por los pasillos y escaleras del colegio, juegos disparatados por mi pueblo o en casas conocidas. Recuerdo también que las mañanas posteriores a la repetición del sueño, me levantaba e inspeccionaba concienzudamente la pared que tenía sobre la cabeza, buscando la rendija que abría la puerta al tesoro, pero sin confiar a mi madre jamás ése secreto que ocurría sólo en mi cabeza.

Y todo por la colección de tomos de Don Miki que tenía como compañía para irme a dormir... estoy casi seguro de ello.

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