miércoles, 3 de febrero de 2016

Perdido en la oficina

No sé muy bien qué hago aquí, sentado en la oficina, frente a un ordenador. No me malinterpretéis, sé perfectamente a qué me dedico, pero no deja de resultar paradójico que cada vez le encuentre menos sentido. No me quejo de mi trabajo, o al menos no demasiado. Tiene las comodidades de la vida moderna: silla regulable y acolchada, conexión a Internet, aire acondicionado o calefacción... Pero no me llena, no confiere la sensación de plenitud de quién se sabe realizado.

Veo mi jornada laboral como una sucesión de días vacíos, con más o menos carga laboral, pero sin llegar a ningún sitio que no sea la repetición rutinaria: levantarse, ir a trabajar, volver, hacer lo que sea, dormir. Prácticamente no hay novedades interesantes que pueda narrar, sólo queda la falsa impresión de que lo hecho ha salvado el día de alguien. Utilizamos expresiones grandilocuentes para definir gestos mecánicos, como decir "me paso el día apagando fuegos" cuando lo más cercano a una llama ha sido la pausa del cigarro.

Me identifico a veces con un náufrago a la deriva, en una pequeña balsa improvisada en mitad del océano. No tengo puntos de referencia que me indiquen si voy en la buena dirección, no entiendo como nuestros antepasados leían las estrellas como si fuera un plano del Metro, y se me acaban los víveres al mismo ritmo que aumenta mi desesperada locura. Puede que termine bebiendo agua salada, o dejándome caer fuera de mi refugio para que me alcancen los tiburones. O puede que decida disfrutar del crucero, dejando que la brisa me vaya tostando la piel mientras las corrientes me hacen fluir hacia alguna playa lejana.

En cualquier caso, tengo constancia de que a final de mes me pagan por venir a la oficina, por los conocimientos que tengo, y por resolver los problemas que surgen cotidianamente. Sé de buena tinta que también puedo hacer otras cosas, como actualizar esto, o leer lo que me ofrece la web, mientras sigo cobrando y cotizando. A lo que quería llegar, mi vida no es gran cosa, pero podría ser peor.

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