lunes, 28 de octubre de 2019

Tristeza permanente

Una tristeza me acompaña desde hace un tiempo. Una tristeza más profunda que la habitual melancolía que arrastro, como una condena, desde mi infancia. Sé el origen de mi melancolía, e intuyo el de la tristeza, pegajosa durante el día y aceitosa por las noches.

Mi padre murió siendo yo pequeño, y ésa marca en el carácter, ésa taciturna calma, me ha acompañado desde entonces. A veces leve e imperceptible, apenas un pequeño gesto en medio de la rutina de los días felices; otras rozando la depresión e incitando a terminar con todo, a hacerme daño, a hacérselo a otras personas.

Días, semanas, puede que meses atrás, mi cabeza empezó a rumiar una idea, a darle vueltas a la estúpida certeza de que sigo sólo. Acompaño a mi sombra a cada sitio que va, voy detrás del segundero como un perro persiguiendo moscas, y lo único que tira de mi cuerpo enterrado en el cansancio es la rutina. Cada día me pesan más los hombros, cada noche noto la espalda un poco más encorvada, y los ojos más llenos de lágrimas buscando un pequeño agujero por el que escapar.

Intento sin éxito darme ánimos, forzar la sonrisa en mi cara ya no funciona, como tampoco lo hace ponerme una nariz de payaso y mirarme al espejo. Cada día es más difícil mantener la máscara de indiferencia, con la boca esbozando algo que no debería ser una mueca. En cualquier sitio en que esté me apetece no estar, o encerrarme en algún pequeño cuarto, acurrucado y sin apenas ocupar espacio. Termino por obligarme a salir de casa, a pasear sin rumbo ni noción del tiempo, y aún así no consigo dejar de pensar ni centrarme en ningún pensamiento concreto. Me descubro divagando sobre cosas que no me preocupan, ensoñando hipótesis y condicionales, pero no soy capaz de seguir un hilo coherente, convertir en monotema lo que realmente me impide conciliar el sueño y me deja extenuado.

Y aún así, amanece cada día soleado pintando de gris mi interior. Las oscuras golondrinas son negros recuerdos, negro llanto que desde lo más profundo se convierte en mueca sonriente al salir. Ya ninguno de los trucos que utilizaba antes funciona, y por más que lo intento, no consigo desprenderme de éste halo de tristeza, ésta abrumadora sensación de congoja...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para evitar el SPAM, éste comentario está a la espera de confirmación para su publicación

Archivo de la bitácora