jueves, 10 de marzo de 2016

Para mi madre

Gracias. Sólo puedo darte las gracias, por traerme y educarme, por acompañarme mientras crecía y caía, por aconsejarme siempre lo que creías lo mejor para mi, por todos esos momentos de amor y ternura que hemos compartido, por todos esos abrazos de consuelo.

Gracias por sacrificar tu juventud para sacarnos adelante, por perderte tantos momentos tratando de darnos algo mejor. Pues no podía haber tenido nada mejor que tú, mamá. Que llegabas de trabajar y me ayudabas con los deberes del colegio, que renunciabas a un montón de cosas para que no nos faltase nada, que siempre tenías una sonrisa sobre el cansancio y la tristeza.

Gracias por estar siempre ahí, no por desconfianza, si no por prevención, por si acaso. Nunca podré darte lo suficiente las gracias, por todo. Por curarme las heridas que me hacía en las rodillas o en el corazón, por animarme a seguir adelante y perseguir sueños que no siempre te gustaban. Por hacerme, más que un hombre hecho y derecho, una persona respetuosa y responsable, por educarme en el cariño de la familia.

Gracias por perdonarme cuando me he equivocado, por animarme cuando he fallado, o por consolarme cuando me he sentido abandonado. Gracias por las charlas y conversaciones, por las lecturas y libros que hemos compartido, por las películas y series comentadas. Gracias por darme un hogar confortable, por la calidez de nuestros ratos juntos.

Gracias, mamá. Te quiero.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Conspiranoia espacio-temporal

¿Y si un viajero espacio-temporal fuera, por accidente, responsable de la desaparición del vuelo de Malasia Airlines MH370? Ayer estuve dándole vueltas al tema. Me explico...

Un tipo del futuro, enceguecido por la búsqueda de algún familiar que iba en dicho vuelo, desarrolla y monta una especie de nave espacio-temporal y viaja al pasado, calculando en gran medida el lugar y momento exacto en el que se perdió el contacto con la aeronave, pero por un levísimo error en el cálculo, aparece en las cercanías del avión en el momento previo a la pérdida de comunicación.

El invento dobla el espacio tiempo, pero requiere que una cantidad de materia debe cambiarse por el equivalente a la nave  espacio-temporal (principalmente aire según los cálculos del viajero). Al llegar al momento presente (pasado desde nuestra perspectiva) en el que "va a desaparecer el avión", al intercambiar la materia de un tiempo por la del futuro invento, el vórtice absorbe el avión dejando pocos restos y, al no estar diseñado para los viajes espacio-temporales, mata automáticamente a todos los pasajeros y tripulación.

Al poco tiempo, el inventor descubre su error, volviendo al futuro (dejando en nuestro tiempo, ahora sí, aire del futuro con a saber qué cosas mortíferas). En el momento y lugar exacto de su partida, desmonta su invento y destruye todos sus estudios al respecto.

martes, 8 de marzo de 2016

Rutinas caóticas

Volviendo a casa, guardando la piel del frío húmedo del Mediterráneo, me vienen de vez en cuando ideas, pensamientos aleatorios que surgen de algún lugar desconocido en el fondo de mi mente, se entremezclan con otro que ya venía rondándome, y desaparecen de nuevo dejándome una sensación de mareo, una suerte de desorientación mental que me rondará hasta que la ponga en un papel.

¿Qué mueca se esconde bajo la careta que hay debajo de la máscara? ¿Es necesario que por dentro el payaso llore de tristeza para que el púbico pueda sonreír? ¿Cuántas víctimas habría si descarrila nuestro tren de pensamiento?

Pensamientos que vienen del caos de neuronas que forman el cerebro, revolotean alegremente un rato, y desaparecen en el horizonte del razonamiento tras picotear con ansia la idea que ocupaba el espacio.

Y así, día tras día, y van ya...

lunes, 7 de marzo de 2016

Costas de resaca

He llegado a las costas del lunes arrastrado por la resaca del fin de semana, junto a los restos húmedos de mi cerebro y mi dignidad. Estaban ésta mañana tirados junto a la cama, una alfombra de recuerdos vagos de los que no tengo mucha referencia, salvo algún flashback que me hace fruncir levemente el ceño. ¿Pasó en realidad?

No importa mucho, rápidamente el cerebro comienza de nuevo a formarse dentro de mi cráneo, rellena los huecos de memoria con las preocupaciones de lo desconocido, del futuro incierto que sigue su acecho. Como todas las mañanas, el proceso de arranque es lento pero rutinario. Comienzo a dejar que los párpados muestren la práctica totalidad del ojo a tiempo para la ducha, y para cuando llego al trabajo ya están plenamente abiertos, dispuestos a fijarse en los detalles que se escabullen por el borde de la visión.

El tercer café también hace maravillas con mi estómago, el servicio de la oficina puede atestiguarlo, y consigue sin quererlo que mi cabeza deje de prestar atención al trabajo. Quiere ponerse a escribir tonterías sobre una fiesta épica que abarca todo un fin de semana, cuando la verdad es que la resaca del sábado me dejó tirado hasta el domingo.

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