viernes, 20 de mayo de 2016

Para mi abuela

Completo la trilogía de agradecimientos a las mujeres más importantes de mi vida con la matriarca de mi familia: mi abuela Águeda, y me van a faltar palabras para poner en claro todo lo que tengo que agradecerle o cuánto la quiero. No sé ni por dónde empezar... de verdad.

Desde que tengo recuerdos, ella ha estado siempre ahí. Ayudándome a vestirme y peinarme después del baño, preparándome el desayuno o la merienda porque el resto de comidas aparecían por arte de magia mientras yo no miraba, curándome los raspones de codos y rodillas cuando me caía... Siempre con su sonrisa cálida, con sus abrazos y caricias que me han sabido confortar, con sus consejos llenos de la sabiduría de las mujeres de otras épocas, con sus canciones, cuentos e historias de juventud... Pocos días he pasado de pequeño y joven sin estar cerca de ella, sin poder achucharla o hablar con ella, y ahora desde la distancia, me quedo sin palabras al recordar las semanas que llevo sin abrazar la raíz de mi familia.

El refugio en los momentos tristes y malos, la alegría que me ha sabido contagiar a pesar de las depresiones y golpes de la vida, suyas y nuestras, pero sobretodo las mías. Mi abuelita, mi segunda madre, la primera en estar y última en irse. La que ha criado a 6 nietos y no ha dudado en tirarse al suelo para jugar con su primer bisnieto, tendrá 2 bisnietas más en Navidad. La que ha tirado de todos sin quejas, la que no ha parado ni aún estando cansada o con una pierna a la virulé, la que se ha mantenido firme para demostrarnos que la edad no es excusa.

Gracias por estar siempre ahí, por tus patucos y tus guisos, por tu actitud ante la vida y tu mente abierta a experiencias nuevas, por ser como eres y hacerme como soy, por educarme para intentar ser mejor persona cada día, gracias por hacerme sentir querido y valorado en los momentos que más falta me han hecho, por animarme a cualquier cosa que me propusiera. Gracias por tus arrumacos tranquilizadores, por tus abrazos largos y calmantes, por tus besos y cuidados. Gracias por respetar mis decisiones y aficiones, que no siempre han sido de tu agrado, y gracias por mostrarme con cariño cuando he cometido errores la forma de solucionarlos y aprender algo de ellos.

Pero sobretodo, gracias, gracias y mil veces gracias por quererme incondicionalmente, porque así es como te quiero yo.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Tras la Pantumacona

Tras un fin de semana en Barcelona, celebrando la Pantumacona, plagado de bicicletas, amistades y actividades relacionadas con la bicicleta y diferentes tipos de movimientos sociales, llegó la pantubajona.

La verdad es que la sensación de cansancio el lunes llegando a casa sólo fue equiparable al nivel de energía con el que regresé. Hecho fosfatina pero contento y emocionado. Casi me quedo dormido en el tren un par de veces, y no aguanté ni media hora despierto al llegar a la habitación.

Desde el viernes, que ya tenía ganas de juntarme con mi amiga Cris, hasta el lunes en la despedida con la gente de la Masa Crítica de Barcelona, ha sido un no parar de risas, bailes, cachondeo y buen rollo. Y eso sin contar las cervezas ni los aliños para tabaco... He conocido a la magnífica gente de Getafe (que ya tienen hueco en mi corazón), me he reencontrado con mis amigas de la BiciCrítica de Madrid (a quienes echaba de menos más de lo que voy a reconocer), la gente de Barna ha seguido acogiéndome como a una más (más hueco en la patata). Me siento muy afortunado de estar rodeado de tanta gente estupenda ^__^

La despedida no fue tal, si no un hasta luego. Me infiltraré en la Masa Crítica de Terrassa (que me pilla cerca de casa) y en la de Barcelona (que me pilla más retirada pero me han caído muy bien), intentaré pasar por la de Madrid más a menudo (aunque esto ya es bastante difícil).

Archivo de la bitácora