miércoles, 13 de febrero de 2019

Mejor cambiar

No es fácil retomar el hábito de escribir, ni mantenerlo. A pesar del cambio de trabajo, y de la considerable mejora de mis condiciones, no sólo las laborales, voy siempre con el tiempo pegado. No llego a hacer ni la mitad de las cosas que debería, y hago menos aún de las que me apetece realmente hacer.

El nuevo proyecto es, en principio, fácil de asumir: son tareas que ya he realizado anteriormente, con tecnologías que conozco, y con un equipo humano überfriki. El cambio me ha supuesto, además, que tenga que recorrer la mitad de kilómetros, y ni tan siquiera tengo que entrar en la M-40 (no digamos ya evitar los atascos de la M-30); los turnos me permiten hacer la compra, si es necesaria, antes de ir a Villa Casuplón, con el añadido de que aún es de día cuando aparco al final de la jornada; los tiempos de entrega de equipo y usuarios van despacio, y eso no parece molestar demasiado a mi $boss, que por lo pronto, trata a los compañeros como personas (y no como recursos).

Quizás es demasiado pronto aún para sacar una conclusión definitiva sobre el trabajo, más que nada porque no hace ni 3 semanas que me incorporé, y aún no he podido siquiera trastear con mi usuario en las aplicaciones y herramientas, pero todo apunta a que va a ser un buen sitio para echar los días.

Y resumidos los cambios, vuelvo a mis mierdas.

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