martes, 23 de septiembre de 2008

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Tras salir del turno mortífero, me fui con mi mejor mitad a Cádiz... dormidito en el tren. Qué rápido se me hizo el viaje. Una vez allí, a buscar alojamiento. La pensión (más económica) elegida eran 35 Euros por noche en habitación doble, con baño compartido. Las demás se salían del presupuesto, pero nadie dijo nada de compartir mobiliario con insectos de ámbito doméstico, ni de que los muebles llevaban ahí más tiempo que el edificio...

Atardecer en la playa, y tras dos días de paseo callejero, nos fuimos para Conil (muy de moda éste año, pero yo me enteré allí). El pueblo es muy bonito, con sus casitas encaladas hasta hacer daño a la vista, calles llenas de gente (básicamente de los tipos "guiri" y "pisha") y una playa... es mejor que vayáis a verla, porque es increíble: empieza en un mirador (con prismáticos gratis) y recorre el pueblo de lado a lado... y más allá, hasta cruzar el Río Salado (por la misma playa con marea baja, sobre el puente de madera con marea alta) y seguir hasta donde no llegamos nosotros.

Uno de los días, nos hizo un tiempo un tanto extraño: estaba nublado, llovía finamente, pero la luz era cegadora (tanta cal no puede ser buena). Íbamos a ir a Vejer, pero entre que perdimos el autobús, y que estábamos un poco perros, nos quedamos en los bares. A última hora se fueron las nubes y salieron las personas, y nosotros nos fuimos a tomarla...

Tras otro día de playa (adormilamiento en la arena incluido) nos fuimos a visitar Vejer con las mochilas y destino final Cádiz (one more time). Sólo vimos el casco viejo porque nadie nos quiso guardar los macutos, y era todo cuesta arriba (o cuesta abajo) o callejuelas estrechas o escaleras, con lo que nos fuimos con mal sabor de boca (y hambre, para qué negarlo).

De vuelta en la tacita de plata, y ya con el bajón de volver a Madrid, la rutina, y el final del verano, cambiamos la Pensión Cucarasha (omito el nombre real por respeto) por el alojamiento del Club Náutico NoséQué (no recuerdo el nombre, ¿vale?). Más o menos el mismo precio, muebles bastante añejos también, de nuevo baño compartido. Pero tuvimos la suerte de cruzarnos con la Masa Crítica local: 5 ó 6 bicis tocando timbres y bocinas, haciendo llamamiento popular (literalmente) y terminando en una fiestecilla con música, venta de camisetas y cervezas, y muy buen rollo. De hecho, la fiesta era para recaudar fondos para venir a La Criticona el próximo puente de Mayo.

Lau vio una camiseta con mi foto (que ya colgaré en algún lado) y me la compró. Una chica que era de la Masa de Alcalá, la colaboración del CSA La Fábrika (lafabrika@gmail.com), y vuelta al paseo marítimo para apurar las últimas horas. Lo mismo que pensaron cuatrocientos millones de grillos (contados a ojo) que saltaban, volaban y caían por doquier. Decidimos irnos con las birras a otra parte, y en una plaza nos las terminamos acompañadas de cierto tipo de "cigar".

Tras algún cilindro nicotinado y aliñado en la terraza de la habitación, nos fuimos cabizbajos a dormir, pero los colchones eran insufribles y nos bajamos al suelo. Y tras el desayuno, vuelta a los mandriles, pero en autocar. Por cierto, la estación de autobuses Cádiz-Madrid, es una marquesina al principio de Cádiz, así que ahorraos buscar un edificio o similar, tenéis que buscar un trozo de fachada, a modo de comercio de barrio, con el rótulo de la empresa de autocares. Y ya en camino, las supuestas 8 (léase ocho) horas de trayecto se vieron plagadas de nubarrones, relámpagos, y retrasos (como no) gracias a los atascos.

Y bueno... el lunes era mi cumple, así que Lau me dejó el sofá plagado de regalos para el regreso a casa, y ya el lunes en sí, lo típico varias decenas de llamadas, mensajes y correos electrónicos (hasta de NY y Torrevieja), y visitas a domicilio Café con la familia (¡Hola mamá!¡Hola Sara!), litros con los colegas (Miguel, Fernando, Ivan y Ana) y mi mejor mitad. Eso sí, el primer regalo de mi jefe fue hacerme madrugar (las 5:30 es madrugar o trasnochar, según se mire) y venir al trabajo.

Para terminar, el conejo... digo, el consejo del día: no tengáis prisa ni vergüenza en la vida, que no llevan a ningún sitio y encima te hacen perder el tiempo.

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