Me despertó el frío de la noche, acurrucado en una manta, soñando con tus manos y las mías, reposando sobre la almohada, después de un largo paseo por nuestras pieles. Aún estaba condenado a no poder entrar en la cárcel de tus labios, y ya tenía el ansia de liberar mis pisadas sobre tu caminar. El frío de las baldosas apagó la somnolencia por completo, y me empujó hacia el torrente de anhelos, al largo descenso hacia tu ausencia. Aferré mis esperanzas en el oscuro líquido que me observaba, agazapado en el fondo de una taza, y pude comprobar más pronto que tarde, que no era el café quien me miraba, sino el tenebroso reflejo del fondo de porcelana, sonriendo sordamente.
El cuarto se convirtió en sepulcro mientras los reflejos de las farolas daban paso a los primeros rayos del sol, filtrándose con la pereza de la desgana a través de las grises nubes del horizonte, lanzando las sombras de los pájaros al vuelo contra las paredes y muebles. El silencio sólo era profanado por las teclas, el rasgar del cigarrillo mientras se consumía, y la estática de la TV enmudecida. Y en medio de ésa quietud, entre sorbo de café y pensamientos inconexos, sonó el teléfono un par de veces. Al descolgar, tu voz me llenó de sonrisas, como si hubiéramos sentido la misma necesidad de oírnos al otro extremo, necesitando confirmar que seguíamos presentes, a pesar de la distancia.
El cuarto se convirtió en sepulcro mientras los reflejos de las farolas daban paso a los primeros rayos del sol, filtrándose con la pereza de la desgana a través de las grises nubes del horizonte, lanzando las sombras de los pájaros al vuelo contra las paredes y muebles. El silencio sólo era profanado por las teclas, el rasgar del cigarrillo mientras se consumía, y la estática de la TV enmudecida. Y en medio de ésa quietud, entre sorbo de café y pensamientos inconexos, sonó el teléfono un par de veces. Al descolgar, tu voz me llenó de sonrisas, como si hubiéramos sentido la misma necesidad de oírnos al otro extremo, necesitando confirmar que seguíamos presentes, a pesar de la distancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para evitar el SPAM, éste comentario está a la espera de confirmación para su publicación