martes, 19 de agosto de 2014

Ralladas sobre blanco

¿Sabéis? Cada vez me cuesta menos enfrentarme a una hoja en blanco. Da igual que sea para escribir (baste ésta entrada como ejemplo de escritura a vuela pluma), que para pintar unos bocetos rápidos de cualquier tontería.

Como encarar el futuro, desconociendo lo que nos depara, con qué desafíos y dramas nos tocará bailar, o a en qué escenarios nos sumergirá. Sin duda, volcar en un papel lo que bulle en nuestras neuronas, en sueños o pesadillas, en anhelos e ideales, es uno de los mayores placeres que puede disfrutar una persona en soledad.

Si podemos dar salida a nuestras neuras y fobias, si nuestros más íntimos pensamientos deciden escapar y buscar un hogar en otras cabezas, si nuestras representaciones de repente se convierten en colectivas... Entonces podremos decir que la Eternidad es nuestra, que somos inmortales, y que la Humanidad entera es nuestra familia. Nunca volveremos a estar sólos, ni será el exilio un lugar de escape.

Se hermanarán conciencias más allá del tiempo. El lenguaje no será obstáculo, porque prenderá en las mentes el ansia de comprender y aprender. El pensamiento será.

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