jueves, 21 de julio de 2016

¡Guardias, guardias!

No voy a hablar de la novela de Mundodisco homónima al título del post, sino de lo que ha venido a ser mi última semana, a una noche de terminar mi primer turno de guardia...

También podéis ver el vídeo que me ha hecho un compañero aquí y dejar de leer, que sois mu'perros para según qué cosas (como comentar, ejem).

Comenzaron llamando el viernes por la noche, llegando a los conciertos de La Karmela, y me tuve que dar la vuelta (una hora y media). A las 2 horas, vuelven a llamar del siguiente turno, con la misma cantinela, y ahí ni me moví de donde estaba, escuchando a La Raíz y flipando con la cantidad de gente que estaba abarrotando la calle Payaso Fofó.

El sábado, en pie a las 7 de la mañana para apagar otro fuego, y hasta las 22:30 o así me dejaron tranquilo, disfrutando de la familia y un poco de sofá. Pero ya por la noche, empezó la fiesta... se "rompió" un clúster de WebLogic, empezó a cantar falta de memoria y a cada reinicio, mismo resultado. Multichat con el gestor de incidencias, el de backup, el de operaciones y el pringado que escribe esto. Se restauró la copia de la semana pasada, mismo resultado. Se verificaron configuraciones de apache, mapeos, configuraciones y perfiles de usuario, conectividad a base de datos...

A las 5 de la mañana les mandé al carajo porque se me licuaba el cerebro, con la promesa de abrir una "call" (como les gustan los extranjerismos anglosajones) con unas 10 personas, responsables, jefes y cargos medios que más que aportar, molestan. Al menos, mis compañeros, que son más majos que las futuras pesetas, se conectaron el domingo a echar un cable, y yo pude volver a Terrassa con mis pasajeros de BlablebliCoche.

La fiesta siguió a modo de bacanal, durante el resto de noches de la semana, hasta la de ayer, que me dejaron dormir del tirón 8 horazas que me han sabido a gloria, porque ayer estaba con un zumbido craneal que amenazaba migraña. Al final se quedó en nada, menos mal, porque ésta semana me he mudado ya a la habitación nueva, y aún tengo la mitad de las cosas por ubicar.

Y hoy y mañana, días negros, que viene a ser no tocar nada que no se haya roto y sea critiquérrimo. Tocaré madera y apelaré a la benevolencia del Kharma.

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