miércoles, 22 de febrero de 2017

Arroz "pasao"

Vislumbro en el horizonte más o menos cercano lo que podría ser la pre-crisis de los 40 años. Aún me quedan algunos, pero... me siento un poco introspectivo últimamente, y creo que va todo ligado al concepto de "madurez" que nos han ido metiendo en el subconsciente desde que nacemos.

Veo a muchos de mis amigos jugando con sus vástagos en el parque, y a muchas de mis amigas hablando de tal o cuál corriente educativa (creedme que he oído ya unas cuántas). Mi hermana volvió a ser madre por segunda vez, y uno de mis primos se convirtió en padre, todo en la segunda mitad del año pasado. Haciendo números, les vea más o menos a lo largo del año, cuento alrededor de mi agenda unos 13 menores de 10 años, sin contar con los hijos de mis compañeros de curro o de amigos y familiares a los que hace más de 3 años que no veo.

En mi caso, y creo que cada día en el de más personas, no me llama la atención el tema de ser padre, o al menos, no en exceso. Me reconozco egoísta en esto, o responsable, se podría ver desde ambos prismas.

Desde el punto de vista egoísta, la idea de no poder salir a tomar unas cañas cualquier día entre semana, sin tener otra tarea que presentarse con un aspecto más o menos decente en la oficina al día siguiente, me atrae tanto como una docena de patadas en la genitalia. O comenzar a dormir como las jirafas (menos de media hora diaria de duermevela), o vivir en un turno de guardia permanente en el que ni siquiera tendré un día de descanso para no hacer nada, o las trabas que pone el Estado para conciliar familia y trabajo... Hay razones más que de sobra.

Y desde la responsabilidad, no saber dónde voy a estar el año que viene hace que no me plantee siquiera tener mascota, como para plantearse tener una personita que no se puede valer por sí misma y necesita atención 24 horas al día, 7 días a la semana. No me veo capaz de aguantar ésa carga, sinceramente.

Me gusta coger en brazos a los peques, jugar tirado en el suelo o correr alocadamente a su lado, hablar con ellos y gastarles bromas preguntándoles como si fueran ya adultos, me parece divertido educarles y responder a sus dudas y preguntas, pero más allá de eso...

No creo que se deba al miedo a no verme capaz, podría con eso y con más, es más una cuestión de apetencia. Y en el caso de "las crianças", no me apetece.

Archivo de la bitácora