miércoles, 27 de agosto de 2014

Ánimo

Llevo casi 2 horas escribiendo en papel. Como se hacía antes. Volcando mis miserias y mierdas mentales para no vomitar de nuevo.
Llevo casi 2 horas con el bolígrafo en la mano porque la última conversación telefónica me ha hecho que se me derritieran los ojos y que echara las tripas fuera de mi.
Porque si mi carrusel anímico diera pocas vueltas, me busco algunos giros extras. Porque para qué mantener una rutina diaria aburrida y monótona, pero segura y blindada emocionalmente, cuando podemos hacer mil cabriolas y peripecias por los estados anímicos: un día te levantas animado, a media mañana te sientes triste, encaras la tarde con emoción y vitalidad, y de repente la muerte te vuelve a parecer un descanso puro entre tanta escoria.
Sólo quería cambiar un poco el formato, pero por lo visto, mi cabeza se niega a cambiar de tema.

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