viernes, 5 de febrero de 2016

Conduciendo

He perdido ya la cuenta de las veces que he ido y vuelto a Madrid en la Gorgona, he recorrido la autovía a distintas horas, casi siempre con poco tráfico en mi sentido. Será la tercera vez que vaya acompañado con pasajeras de una conocida red para compartir vehículo, y la verdad es que estoy muy contento con quienes me han ido acompañando.

Lo de conducir con más gente impide que cantes a pleno pulmón o que te pongas a comentar sólo la forma de hacerlo del resto. Tampoco puedo sacarme un moco si lo necesito de verdad, o peerme fuerte, pero es agradable poder mantener una conversación con alguien, o descubrir un gusto musical, o una similitud en la forma de ver y afrontar ciertas cosas de la vida.

Y por qué no decirlo, me paga el depósito subir con 2 personas más a bordo, y me obliga a estar más pendiente del volante y la carretera. No es que vaya haciendo el loco o despistado habitualmente, no sobrepaso los límites de velocidad, dejo la distancia necesaria, circulo respetando al resto de vehículos y usuarios de la vía, pero la responsabilidad de llevar más vidas dentro de la Gorgona es como un extra de cafeína en el córtex cerebral.

Al final le voy a coger gusto a lo de conducir una furgoneta...

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